Hernández Juárez
va por 44 años consecutivos en el control del sindicato, lo que quiere decir
que de 70 años que cumpliríamos de vida como organización en el año 2020, su
sola gestión abarcaría el 63% del tiempo de vida del sindicato. Es uno de los
“líderes” sindicales que más han durado en el poder para garantizarle tanto al
Estado mexicano como a Telmex el control de los trabajadores.
Bajo su gestión
han ido cayendo una tras otra varias de las conquistas fundamentales que
habíamos alcanzado incluso desde los tiempos en que los telefonistas nos
encontrábamos agrupados en varios sindicatos. Las mayores de las pérdidas en
materia laboral que hemos tenido con esta persona son de dos tipos: gran parte
de la materia de trabajo amparada en el contrato colectivo y la forma en que
tuvimos la jubilación hasta antes de 2009.
Por lo que
respecta a la pérdida de la materia de trabajo, bajo la gestión de Francisco
Hernández se fueron la telefonía celular y la telefonía internacional. También
gran parte de la correspondiente a la planta exterior y a la planta interna:
desde trabajos que antes hacían los cablistas, reparadores, probadores e
incluso instaladores, hasta los que ya no hacen los compañeros de las áreas de
conmutación-transmisión, comercial, administrativos, tráfico y otras áreas. Todo esto ha pasado a ser realizado por
empresas terceras, contratistas y contratistas de las contratistas, sobre todo
a partir de que se privatizó la empresa, sin que el ya vetusto “líder” haya
movido un solo dedo.
En lo que se
refiere a la jubilación, las mujeres telefonistas quedaron muy perjudicadas,
pues con la primera modificación que hubo en 2009 tuvieron que trabajar 12 años
más, pero con el cambio que impuso la empresa y el secretario general en 2015,
ahora tienen que laborar 17 años más. En el caso de los telefonistas varones la
modificación de 2009 les hizo trabajar 7 años más y la de 2015, 12 años en
total para aquellos telefonistas que hayan entrado a laborar después de dichos
cambios.
Mayor explotación
del trabajador, mayores ganancias para los dueños de Telmex y una menor calidad
de vida, tales son los resultados de tener a un individuo en el poder que se ha
convertido en el operador de los intereses de Telmex.
Al interior del
sindicato, Francisco Hernández ha acabado con los últimos resquicios de
democracia que tenía el sindicato. Hoy existe un autoritarismo muy exacerbado,
que ha puesto en la familia Hernández Castro el control de todo.
Hoy, con la
oposición ya jubilada y sin derechos sindicales no hay quien levante la
auténtica voz de los telefonistas. Esta es una auténtica comedia de reelección.
El resultado es el ya esperado: una reelección más de un “líder” que representa
a la empresa, pero no a los trabajadores.
¿Qué
hacer? Lo mismo que cuando la luz no se veía al final del túnel controlado por
Salustio Salgado: organizarse desde las especialidades para revertir esta
oprobiosa situación.'
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