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lunes, 16 de marzo de 2015

Los métodos de explotación del trabajo del Sr. Carlos Slim

Fibra Sindical No. 6
Miguel Ángel Lara Sánchez

Carlos Slim forma parte del selecto grupo de multimillonarios que brotaron en la era neoliberal en nuestro país producto del empobrecimiento súbito y agudo de decenas de millones de mexicanos. Al igual que todos ellos, sus políticas laborales han precarizado el trabajo y la vida de sus trabajadores a grado tal de situarnos entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) donde los salarios representan el porcentaje más bajo del ingreso total nacional.
A partir de que el Sr. Slim se convirtió en socio mayoritario de Telmex y posteriormente de América Móvil, congelaron el crecimiento de la plantilla de trabajadores bajo el contrato Telmex-STRM y de sus principales filiales, para después reducirla 35% en 25 años (de 43,000 telefonistas bajo el contrato principal en 1990 disminuyó a 29,500 a fines de 2014). Por el contrario, han aumentado notablemente la plantilla de empleados  de confianza hasta llegar a ser del 26.78% con relación al total de trabajadores sindicalizados, cuando era del 18.55% al momento que la compró.[1] Esta reducción se combina con el notable aumento de la plantilla de personal subcontratado (outsourcing), que en el año 2001 llegaba a ser de 18,924 trabajadores, representando el 34.4% de la plantilla de telefonistas bajo el contrato principal, según un estudio realizado por la Comisión Nacional de Vacantes. De entonces a la fecha el subcontratismo se ha convertido en la principal forma de precarización y de achicamiento de la plantilla permanente de los telefonistas.
Simultáneamente a esto se presenta la reducción progresiva de los derechos conquistados por los trabajadores y plasmados en su principal contrato colectivo de trabajo. La culminación de estos recortes se tuvo en 2009 cuando se modificaron los términos de la jubilación al ampliarse los años de trabajo en 4 más y la edad de jubilación hasta los 60 años, significando un aumento de 7 años para los hombres y de 12 años para las mujeres.
La privatización de Telmex trajo un aumento notable en la invasión de la materia de trabajo de los telefonistas sindicalizados no sólo porque muchas de sus actividades pasaron a manos de las empresas contratistas sino también a ser desempeñadas por los empleados de confianza.
El Sr. Slim ha pregonado a nivel internacional un tipo de jornada de trabajo de 11 horas por tres días a la semana, presentando esta propuesta como la última novedad productiva y afirmando que ya la practica. Y es cierto que lo hace, aunque no de la forma como lo dice. Es justamente en este grupo de trabajadores, los empleados de confianza, donde ha impuesto una jornada que rebasa las 8 horas pactadas en el contrato colectivo de trabajo. Ellos laboran desde la privatización de Telmex entre 11 y 12 horas diarias promedio los cinco días hábiles de la semana e incluso un porcentaje nada despreciable también es obligado a laborar los sábados entre 6 y 8 horas sin una retribución económica adicional, realizando las funciones legalmente pactadas en la Ley Federal del Trabajo (dirección, inspección, vigilancia y fiscalización cuando sean de carácter general), pero sobre todo, haciendo labores operativas propias del personal sindicalizado. Es un trabajo intensivo y mal pagado, si consideramos que laboran de tres a cuatro horas diarias más que los telefonistas sindicalizados (sin contar los sábados) y bajo una fuerte presión de los directivos que incluso en no pocos casos está cargada de una buena dosis de malos tratos. Este es el régimen laboral que no detalla en sus conferencias el Sr. Slim.
En lo que se refiere al personal sindicalizado, la reducción progresiva pero acentuada de la plantilla de personal incrementa de manera notable la carga y la intensidad del trabajo, pues además de atender el aumento absoluto del tráfico de las telecomunicaciones que se presenta año con año, se tienen que hacer las labores de los puestos vacantes por jubilaciones y bajas en general que ya no se cubren. A los dos años de privatizada Telmex, se impuso un programa de productividad con un sistema de incentivos tanto para los trabajadores sindicalizados como los no sindicalizados que tiene como base una variante de trabajo a destajo y que se acentúa en las áreas donde predomina el trabajo manual basado en la cooperación y/o en la división del trabajo.
 Su resultado inmediato es la acentuación de la intensidad del trabajo dentro de la jornada e incluso la prolongación de la misma sin el pago como tiempo extraordinario. Se combinó además con una ofensiva empresarial para ampliar tanto el campo de trabajo como la variedad de funciones bajo la bandera de la flexibilización de trabajo, que se convirtió en una palanca más de la intensificación del trabajo.
A partir de septiembre de 2012 se impuso por la empresa una modalidad adicional de explotación laboral, con la activa complicidad del Secretario General y su grupo que detenta el control del sindicato: los llamados Plan de Permanencia Voluntaria y Orgullo Telmex. Ambos planes van orientados al personal que entró a laborar antes de 2009, es decir, antes de la modificación al régimen de pensiones y jubilaciones pactado en el contrato colectivo de trabajo y que se jubila a los 31 años laborados. El primero extiende hasta por cinco años más el trabajo de aquellos telefonistas que alcanzan este tope, sin el pago de alguna retribución salarial adicional, con la única “ventaja” de que sólo laboran cuatro de los cinco días de la semana. Lo comillamos porque si se jubilaran tendrían no uno, sino los siete días de descanso, sin merma de sus percepciones totales. Existe en el CCT la posibilidad de que este grupo mayoritario de telefonistas que entraron a laborar antes de 2009 se puedan jubilar desde los 25 años de trabajo con la condición de que tengan al menos 48 ó 53 años de edad para las mujeres y hombres, respectivamente, pero con un porcentaje parcial de la pensión jubilatoria, según la antigüedad que acumulen.
El segundo plan, el llamado Orgullo Telmex, busca inhibir la jubilación entre este sector de los telefonistas, ofreciéndoles cuentas de vidrio, es decir, descuentos en la compra de los artículos que se venden en las tiendas Telmex. Recientemente, a través de la estructura sindical ha coaccionado a los telefonistas, pues ahora no pueden ser representantes sindicales o iniciar los trámites de jubilación si no pertenecen a estos programas, agregando además, que los trámites para esta última deben iniciarse 6 meses antes de la fecha de jubilación.
TELMEX. INGRESOS TOTALES Y SALARIOS (Pesos)
AÑO
INGRESOS
TOTALES
SALARIOS
% DE LOS SALARIOS CON RESPECTO A LOS INGRESOS
1990
11,312,941,000
2,275,242,400
20.11
2014
106,952,546,000
6,376,000,000
5.96
Nota. Los salarios no incluyen las percepciones al personal de confianza.
Fuente: Telmex. Informes Anuales y Trimestrales. 1990 y 2014
Estos dos programas atentan contra los derechos de los telefonistas pactados en su CCT, pues en los hechos van encaminados a que sea forzoso que laboren más tiempo del reglamentado, con lo que anulan los términos de la jubilación. Además, son segregacionistas y estigmatizan a todo aquel trabajador que se ajuste a los términos pactados en el CCT. Y todo esto es impulsado principalmente por toda la estructura sindical de representación, particularmente por Hernández Juárez y su grupo en el poder. Ahora resulta que aquel telefonista con convicción clasista y que defiende los derechos conquistados es señalado casi como un traidor, mal visto por sus compañeros y sobre todo por los funcionarios sindicales porque “no colabora con la Organización”.
Al igual que cualquier otro negocio basado en el trabajo asalariado, las telecomunicaciones tienen su inercia en la explotación del trabajo ajeno, pero con modalidades que multiplican la obtención de ganancia. La primera de ellas, que los segmentos del proceso de trabajo más importantes se encuentran fuertemente automatizados y regulados por la computación digital. Tal es el caso del proceso de conmutación, el de transmisión y del procesamiento de casi toda la información, lo que genera grandes masas de tráfico de llamadas y de datos al día a muy bajo costo, generando una ganancia de enorme magnitud. Aquellos que tienen acento en el trabajo manual también se encuentran produciendo altos márgenes de ganancia por los métodos anteriormente descritos basados en altos niveles de intensificación del trabajo, y en general por las formas de trabajo descritas líneas arriba, por la conversión de la mayoría de la dirección del sindicato en un instrumento de control gerencial al servicio de Telmex y por la creciente precarización del ingreso de los telefonistas, tanto sindicalizados como no sindicalizados.
Comparando la proporción de los sueldos y salarios con relación a los ingresos totales de Telmex, tenemos que éstas representaban el 20.1% de los ingresos totales obtenidos en 1990, pero 24 años después, en el año 2014, el porcentaje que representaban los salarios de los telefonistas sindicalizados en los ingresos totales ya solo equivale al 5.96%.
Por lo tanto, en la visión neoliberal del Sr. Slim y de los restantes dueños del negocio no hay método o forma de trabajo que mejore de manera sustancial el poder adquisitivo de los telefonistas mexicanos. Por el contrario, todos llevan el propósito de amasar más y más riqueza a costa del trabajo ajeno, a costa del deterioro y precarización de su vida laboral, de su salud y de su vida social y familiar.'



[1] Véase Telmex. Informe Anual de 1990 y 4º Informe Trimestral 2014. México.

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