Fibra Sindical No. 6
Miguel Ángel
Lara Sánchez
Carlos Slim forma parte
del selecto grupo de multimillonarios que brotaron en la era neoliberal en
nuestro país producto del empobrecimiento súbito y agudo de decenas de millones
de mexicanos. Al igual que todos ellos, sus políticas laborales han precarizado
el trabajo y la vida de sus trabajadores a grado tal de situarnos entre los
países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
donde los salarios representan el porcentaje más bajo del ingreso total
nacional.
A partir de que el Sr.
Slim se convirtió en socio mayoritario de Telmex y posteriormente de América
Móvil, congelaron el crecimiento de la plantilla de trabajadores bajo el
contrato Telmex-STRM y de sus principales filiales, para después reducirla 35%
en 25 años (de 43,000 telefonistas bajo el contrato principal en 1990 disminuyó
a 29,500 a fines de 2014). Por el contrario, han aumentado notablemente la
plantilla de empleados de confianza hasta
llegar a ser del 26.78% con relación al total de trabajadores sindicalizados,
cuando era del 18.55% al momento que la compró.[1]
Esta reducción se combina con el notable aumento de la plantilla de personal
subcontratado (outsourcing), que en el año 2001 llegaba a ser de 18,924
trabajadores, representando el 34.4% de la plantilla de telefonistas bajo el
contrato principal, según un estudio realizado por la Comisión Nacional de
Vacantes. De entonces a la fecha el
subcontratismo se ha convertido en la principal forma de precarización y de
achicamiento de la plantilla permanente de los telefonistas.
Simultáneamente a esto
se presenta la reducción progresiva de los derechos conquistados por los
trabajadores y plasmados en su principal contrato colectivo de trabajo. La
culminación de estos recortes se tuvo en 2009 cuando se modificaron los
términos de la jubilación al ampliarse los años de trabajo en 4 más y la edad
de jubilación hasta los 60 años, significando un aumento de 7 años para los
hombres y de 12 años para las mujeres.
La privatización de Telmex
trajo un aumento notable en la invasión de la materia de trabajo de los telefonistas
sindicalizados no sólo porque muchas de sus actividades pasaron a manos de las
empresas contratistas sino también a ser desempeñadas por los empleados de confianza.
El Sr. Slim ha pregonado
a nivel internacional un tipo de jornada de trabajo de 11 horas por tres días a
la semana, presentando esta propuesta como la última novedad productiva y
afirmando que ya la practica. Y es cierto que lo hace, aunque no de la forma
como lo dice. Es justamente en este grupo de trabajadores, los empleados de
confianza, donde ha impuesto una jornada que rebasa las 8 horas pactadas en el
contrato colectivo de trabajo. Ellos laboran desde la privatización de Telmex
entre 11 y 12 horas diarias promedio los cinco días hábiles de la semana e
incluso un porcentaje nada despreciable también es obligado a laborar los
sábados entre 6 y 8 horas sin una retribución económica adicional, realizando
las funciones legalmente pactadas en la Ley Federal del Trabajo (dirección,
inspección, vigilancia y fiscalización cuando sean de carácter general), pero
sobre todo, haciendo labores operativas propias del personal sindicalizado. Es
un trabajo intensivo y mal pagado, si consideramos que laboran de tres a cuatro
horas diarias más que los telefonistas sindicalizados (sin contar los sábados)
y bajo una fuerte presión de los directivos que incluso en no pocos casos está
cargada de una buena dosis de malos tratos. Este es el régimen laboral que no
detalla en sus conferencias el Sr. Slim.
En lo que se refiere al
personal sindicalizado, la reducción progresiva pero acentuada de la plantilla
de personal incrementa de manera notable la carga y la intensidad del trabajo,
pues además de atender el aumento absoluto del tráfico de las
telecomunicaciones que se presenta año con año, se tienen que hacer las labores
de los puestos vacantes por jubilaciones y bajas en general que ya no se
cubren. A los dos años de privatizada Telmex, se impuso un programa de
productividad con un sistema de incentivos tanto para los trabajadores
sindicalizados como los no sindicalizados que tiene como base una variante de
trabajo a destajo y que se acentúa en las áreas donde predomina el trabajo
manual basado en la cooperación y/o en la división del trabajo.
Su resultado inmediato es la acentuación de la
intensidad del trabajo dentro de la jornada e incluso la prolongación de la
misma sin el pago como tiempo extraordinario. Se combinó además con una
ofensiva empresarial para ampliar tanto el campo de trabajo como la variedad de
funciones bajo la bandera de la flexibilización de trabajo, que se convirtió en
una palanca más de la intensificación del trabajo.
A partir de septiembre
de 2012 se impuso por la empresa una modalidad adicional de explotación
laboral, con la activa complicidad del Secretario General y su grupo que
detenta el control del sindicato: los llamados Plan de Permanencia Voluntaria y Orgullo Telmex. Ambos planes van orientados al personal que entró a
laborar antes de 2009, es decir, antes de la modificación al régimen de
pensiones y jubilaciones pactado en el contrato colectivo de trabajo y que se
jubila a los 31 años laborados. El primero extiende hasta por cinco años más el
trabajo de aquellos telefonistas que alcanzan este tope, sin el pago de alguna
retribución salarial adicional, con la única “ventaja” de que sólo laboran
cuatro de los cinco días de la semana. Lo comillamos porque si se jubilaran
tendrían no uno, sino los siete días de descanso, sin merma de sus percepciones
totales. Existe en el CCT la posibilidad de que este grupo mayoritario de
telefonistas que entraron a laborar antes de 2009 se puedan jubilar desde los
25 años de trabajo con la condición de que tengan al menos 48 ó 53 años de edad
para las mujeres y hombres, respectivamente, pero con un porcentaje parcial de
la pensión jubilatoria, según la antigüedad que acumulen.
El segundo plan, el
llamado Orgullo Telmex, busca inhibir
la jubilación entre este sector de los telefonistas, ofreciéndoles cuentas de
vidrio, es decir, descuentos en la compra de los artículos que se venden en las
tiendas Telmex. Recientemente, a través de la estructura sindical ha
coaccionado a los telefonistas, pues ahora no pueden ser representantes
sindicales o iniciar los trámites de jubilación si no pertenecen a estos programas,
agregando además, que los trámites para esta última deben iniciarse 6 meses
antes de la fecha de jubilación.
TELMEX.
INGRESOS TOTALES Y SALARIOS (Pesos)
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AÑO
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INGRESOS
TOTALES
|
SALARIOS
|
% DE LOS SALARIOS CON RESPECTO A LOS INGRESOS
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1990
|
11,312,941,000
|
2,275,242,400
|
20.11
|
2014
|
106,952,546,000
|
6,376,000,000
|
5.96
|
Nota.
Los salarios no incluyen las percepciones al personal de confianza.
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Fuente:
Telmex. Informes Anuales y Trimestrales. 1990 y 2014
|
Estos dos programas
atentan contra los derechos de los telefonistas pactados en su CCT, pues en los
hechos van encaminados a que sea forzoso que laboren más tiempo del
reglamentado, con lo que anulan los términos de la jubilación. Además, son segregacionistas y estigmatizan a
todo aquel trabajador que se ajuste a los términos pactados en el CCT. Y todo
esto es impulsado principalmente por toda la estructura sindical de
representación, particularmente por Hernández Juárez y su grupo en el poder.
Ahora resulta que aquel telefonista con convicción clasista y que defiende los
derechos conquistados es señalado casi como un traidor, mal visto por sus
compañeros y sobre todo por los funcionarios sindicales porque “no colabora con
la Organización”.
Al igual que cualquier
otro negocio basado en el trabajo asalariado, las telecomunicaciones tienen su
inercia en la explotación del trabajo ajeno, pero con modalidades que
multiplican la obtención de ganancia. La primera de ellas, que los segmentos
del proceso de trabajo más importantes se encuentran fuertemente automatizados
y regulados por la computación digital. Tal es el caso del proceso de
conmutación, el de transmisión y del procesamiento de casi toda la información,
lo que genera grandes masas de tráfico de llamadas y de datos al día a muy bajo
costo, generando una ganancia de enorme magnitud. Aquellos que tienen acento en
el trabajo manual también se encuentran produciendo altos márgenes de ganancia
por los métodos anteriormente descritos basados en altos niveles de intensificación
del trabajo, y en general por las formas de trabajo descritas líneas arriba,
por la conversión de la mayoría de la dirección del sindicato en un instrumento
de control gerencial al servicio de Telmex y por la creciente precarización del
ingreso de los telefonistas, tanto sindicalizados como no sindicalizados.
Comparando la proporción
de los sueldos y salarios con relación a los ingresos totales de Telmex, tenemos
que éstas representaban el 20.1% de los ingresos totales obtenidos en 1990,
pero 24 años después, en el año 2014, el porcentaje que representaban los
salarios de los telefonistas sindicalizados en los ingresos totales ya solo
equivale al 5.96%.
Por lo tanto, en la visión
neoliberal del Sr. Slim y de los restantes dueños del negocio no hay método o
forma de trabajo que mejore de manera sustancial el poder adquisitivo de los
telefonistas mexicanos. Por el contrario, todos llevan el propósito de amasar
más y más riqueza a costa del trabajo ajeno, a costa del deterioro y
precarización de su vida laboral, de su salud y de su vida social y familiar.'
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