Miguel Ángel Lara
Sánchez
(Material publicado en 1988 como parte de la investigación sobre la revolución del proceso de trabajo de los telefonistas)
La
nueva tecnología en la comunicación de datos esta presente desde los años 70's.
Castrar la información a los telefonistas acerca de esta revolución en la
información es una de las más aberrantes contradicciones del desarrollo;
desgraciadamente, en nuestro caso así ha sido, puesto que el progreso en la
aplicación de la ciencia y la tecnología ha tenido como premisa la ignorancia
de los trabajadores sobre tales transformaciones.
Ante
esto, varios telefonistas que desde años atrás nos hemos ocupado de la búsqueda
y sistematización de la información sobre la nueva tecnología hemos sumado
esfuerzos para la creación de un Centro de Investigación que difunda lo que
otros con tanto celo esconden, que exponga críticamente lo que pasiva y
acríticamente quieren que asimilemos. Toca, pues el turno a los sectores
administrativos en esta ocasión.
La
nueva tecnología aplicada a los sistemas administrativos se ha desarrollado de
manera casi oculta, a la sombra de la penetración de los sistemas digitales de telefonía.
Si para TEL MEX la introducción de las centrales de nueva tecnología ha sido un
negocio cuya información central permanece hasta el momento guardada
celosamente en sus proyectos y planes de expansión, con mayor celo se reserva
la concerniente ala tecnología que procesa la información . Sin embargo, esto
ya tiene su historia, como la tiene la penetración de los sistemas digitales en
la conmutación. Desde mediados de los años 70's, el proceso de automatización
de las actividades contables y administrativas se hizo presente en uno de los
sectores claves de esta parte del sistema: por citar dos casos de los más relevantes,
en el caso del Departamento de Finanzas y Captación de Datos, donde el modo mecánico
de operación fue desplazado por el uso de la computadora y las terminales. Poco
después vino la introducción de las pantallas en el Departamento de Registro de
Líneas, con lo que se impuso la automatización y con ello la subordinación de
la mano de obra a los sistemas de cómputo.
El
uso de la computadora y sus pantallas terminales para introducción, captura y
consulta de datos es previo a la introducción de las centrales digitales,
aunque no abarca el conjunto de los procesos administrativos, que en su mayoría
son regidos por formas manufactureras de trabajo, o sea, de carácter manual, y sirviéndose
de herramientas mecánicas, electromecánicas
y electrónicas simples tales como las maquinas de escribir, las sumadoras y
calculadoras.
En la actualidad TEL MEX cuenta
con un sistema central de cómputo que procesa el grueso de la información
contable y la expansión del sistema; recientemente ha mecanizado la elaboración
de los presupuestos e introducido algunas microcomputadoras con sus respectivas
terminales que procesan desde los inventarios de material y herramienta a nivel
nacional hasta la información emitida por gerencias como Expansión o Planeación,
por citar algunas, También de reciente incorporación son los procesadores de palabras
o las hojas de cálculo, todos los cuales
ya inciden en el trabajo de oficinistas, proyectistas, secretarias, facturistas
y técnicos.
El
uso cada vez más común de estos equipos altera radicalmente el modo específico
de trabajo de los telefonistas administrativos: modifica la división interna
del trabajo en un departamento y de aquellos con quienes mantiene una relación
directa, alterando así las gradaciones internas de cada escalafón. Se dan casos
en que la introducción de una terminal constituye un espacio nuevo de trabajo
al seno de un departamento o gerencia, con lo que se extiende el ciclo de la
actividad productiva y lo altera. Pero la mayor de las veces lo que ocurre es
una absorción de la materia de trabajo ya existente por tales equipos, trayendo
como consecuencia la modificación de las relaciones y formas especificas de
trabajo habituales.
En este caso, el equipo no sólo
absorbe la actividad de un oficinista, del que es inmediatamente desplazado,
sino también la de una serie sucesiva de trabajos previos y posteriores de una o
más secciones y de uno o varios escalafones, que en la actualidad no es tan notorio
porque aún en es tos casos se conserva el modo anterior de trabajo, aunque
transito-riamente, mientras cobra forma definitiva el nuevo modo de operación.
Tenemos, por tanto, absorción por los
equipos de la materia de trabajo, desplazamiento de mano de obra así como de la
maquinaria tradicional (máquinas de escribir, sumadoras, etc.) y elementos básicos
del trabajo de oficina: papel, pluma y 1ápiz.
Al
suceder esto, 1ógicamente que se va reduciendo la cantidad de trabajadores
ocupados, fenómeno que en la actualidad se revela en la poca contratación y/o estancamiento
del número de trabajadores por departamento. Ocurre una expulsión de la mano de
obra de su proceso inmediato de producción, que no es tan manifiesta por el reacomodo que la empresa hace en estos
casos.
Otros
de los principales efectos de la nueva tecnología en el procesamiento de datos consisten
en la simplificación del trabajo. Todos
estos equipos fragmentan la actividad del mecanógrafo, del técnico o de la
secretaria, para después provocar una mayor especialización en esta nueva actividad,
ahora mas monótona y carente de contenido. Con ello se pierde la variedad en la
actividad desarrollada, el contacto con los compañeros de trabajo -que a su vez
implica el rompimiento gradual de las formas cooperativas basadas en el trabajo
colectivo-; se eliminan los recesos naturales de descanso, así como los cambios
periódicos de rutina que son sustituido por las tareas repetitivas, un mayor
tiempo sentado en la silla, aparte del incremento descomunal en la intensidad
del trabajo.
De
por sí, el trabajo administrativo con su marcha monótona y gris entorpece el libre
juego de los movimientos corporales así como del desarrollo de la actividad
pensante debido a la simplicidad de las herramientas usadas y de las operaciones ejecutadas, con la
introducción de los nuevos sistemas se acentúa esta deformación física y
mental, que hace más propenso a este sector de telefonistas a padecer enfermedades
de carácter profesional.
Al
efectuar la terminal, la procesadora, la insertadora o la microcomputadora, las
funciones que antes desarrollaba el trabajador administrativo, rompe el carácter manual del trabajo y lo automatiza,
acaba con el dominio relativo del oficinista, secretaria o técnico sobre su
actividad y echa por la ventana esa relativa voluntad y control sobre su
trabajo. Ahora este sector de-trabajadores se convierte en un apéndice de los
equipos computarizados, mero accesorio humano de un mecanismo inanimado, tal
como sucede en las centrales automáticas, y que tiene que actuar al parejo de
la marcha de los equipos, y no como .antes, que la pluma o la máquina de escribir
dependían de su velocidad, de la energía, habilidad y destreza del trabajador.
Una
de las condiciones indispensables para que tal subordinación lleve hasta los deseos de la empresa consiste
en el control. Tradicionalmente, para
que el trabajo de oficina funcione de acuerdo a los objetivos, metas y tiempos
establecidos por TEL MEX, es necesario que el personal de confianza realice una
labor constante de vigilancia, control, dirección y fiscalización. Con los nuevos
sistemas esto ya no es tan necesario puesto que llevan incluidos mecanismos de
control de la fuerza humana de trabajo que miden y cronometran la velocidad de
la producción, la cantidad de errores y hasta el tiempo en que uno no esta
trabajando el equipo, situación que llega hasta donde la resistencia individual
y colectiva de los telefonistas lo permite.
Otro
fenómeno paralelo a la fragmentación y simplificación del trabajo es el
referido a la descalificación del mismo, que conlleva una reducción del
salario. Su contrapartida la encontramos en la creación de un pequeño número de
analistas y programadores de sistemas, ambos grupos de confianza, que
monopolizan el conocimiento y la operación de los nuevos equipos, que usurpan
nuestra materia de trabajo y que perciben ingresos superiores.
Entre
las enfermedades y síntomas más comunes que se derivan del empleo de la nueva tecnología
en la oficina, encontramos la fatiga visual, el incremento de los padecimientos
en la columna vertebral, el stress, la enfermedades nerviosas y respiratorias
(porque los climas se adaptan a 1as necesidades del equipo y por la inhalación
de sustancias toxicas en el uso de fotocopiadoras y heliográficas), las
enfermedades gastrointestinales y coronarias, así como alteraciones en el ciclo
de menstruación en las mujeres. Inclusive de manera general, son ellas quienes
más se encuentran susceptibles de ser afectadas por estas enfermedades debido a
que las ubican en los puestos menos flexibles y por consiguiente de mayor fatiga.
En la actualidad el grueso de los
trabajadores administrativos que operan equipos automatizados aún no presentan
con relevancia estos padecimientos porque en TEL MEX la nueva tecnolo-gía
apenas se encuentra el sus fases iniciales de desarrollo, en comparación con
los países imperialistas, donde su preocupación central consiste en el diseño
de tecnologías que integren bajo un solo sistema la gran variedad de equipos
que procesan la información. La excepción en este caso son las telefonistas que
laboran en el departamento de Captación de Datos donde encontramos la presencia
de tales padecimientos, que a pesar de la intensidad y frecuencia con que se
presentan aun no tienen siquiera un consideración especial por TEL MEX, ya no
digamos que un reconocimiento como enfermedad profesional.
La
maquinaria por sí misma no es la fuente de nuestras penalidades En el caso de
la tecnología de la información es claro que el problema viene desde su diseño
especifico y particularmente de la forma como las empresas estructuran la organización
del trabajo y el modo especifico de operación, siempre cuidando de sacar el máximo
de productividad (que en forma global se incrementa en un 400 % con las
microcomputadoras) para preservar sus márgenes de ganancia, a costa de despojar
de contenido el trabajo, de robar espacios, aire e iluminación al trabajador
para beneficio de los equipos, de castrar su inteligencia, voluntad y asociación
colectiva. Medidas tales como la reducción de la jomada, remuneraciones económicas
sustanciales acordes con los incrementos de productividad, el incremento de los
tiempos de descanso, del estudio de las condiciones de trabajo, de sus equipos
y de las enfermedades profesionales que ocasionan; de la abolición del control
automatizado, de la recuperación de la materia de trabajo y de la participación
en la planeación, decisión e introducción de las nuevas tecnologías, son algunas
de las más importantes tareas que tenemos enfrente a fin de gozar de los
beneficios de la riqueza que solo los trabajadores creamos.
CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE LOS TRABAJADORES TELEFONISTAS
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