Silencio
sepulcral es la actitud del eterno secretario general acerca del impuesto al
fondo de ahorro. La situación nacional por el gasolinazo le dio el pretexto
perfecto para eludir los problemas internos que tenemos.
Una
vez que se nos entregó el premio al fondo de ahorro, nos dimos cuenta que los
malabares que hicieron los funcionarios de Telmex y los eternos comisionados
del sindicato, de nada sirvieron para esconder la realidad.
A
unos nos llegó apenas un poco más de lo que recibimos en diciembre de 2015,
pero a todos los telefonistas, tanto activos como jubilados, nos llegó menos de
lo que nos hubiera correspondido sin aplicar el 1.53% adicional. Lo que no
recibimos equivale aproximadamente a 1.7% sobre el total del ahorro, y
representa una cantidad que va entre $1,200.00 y $1,800.00 por trabajador.
Multiplíquenla por unos 54 mil telefonistas activos y jubilados, y veremos que
la afectación es grave, siendo de unos 80 millones de pesos que perdemos, pero
que van a parar a manos del patrón.
Sin
embargo, aquí no termina la afectación. Los compañeros que tienen los niveles
salariales más altos resultaron los más afectados, pues ellos recibieron una
cantidad aproximadamente $1,500.00 menor a la que obtuvieron en 2015 debido a
que en muchos casos brincaron al nivel siguiente de la tabla de descuento del
ISR y les aplicaron un impuesto mayor.
Para
Telmex fue un negocio redondo:
1. Por lo pronto, ya no tuvo que
reservar de sus arcas los millones de pesos que pagaría si Hacienda decide
cobrar el impuesto al 105% no deducible del premio al fondo de ahorro, pues ya
nos retuvo de nuestros bolsillos ese dinero.
2. Nos
retuvo 1.53% del salario diario, por lo que el aumento del 3.2% pactado el 25
de abril se convirtió en 1.67%.
3. Y
si bien se nos regresó en diciembre ese 1.53% al pagar el ahorro con el 11.53%,
sin embargo la inflación real que tuvimos en el año se lo comió.
4. Pero
por el contrario, la empresa estuvo jineteando el monto total de los ahorros de
los activos y jubilados desde enero hasta la primera semana de diciembre de
2016, quedándose con la ganancia de ese jineteo.
5. Los
millones de pesos retenidos de impuesto al ahorro los seguirá jineteando hasta
que la Secretaría de Hacienda decida si los cobra.
6. En
caso de cobrarlos, si Hacienda decide que lo paguemos los telefonistas, se
embolsará lo que ganó por el jineteo; pero si decide que sea el patrón quien
los pague, entonces pagará menos debido a la ganancia que le reportó el jineteo
de nuestro dinero.
7. En el caso de que Hacienda condone el pago del impuesto por el ahorro, nos tendría que regresar la retención que nos hizo, pero ya ha-bría ganado por el jineteo de esos millones de pesos. Nosotros perderíamos por el alza significativa de los precios que tenemos en la actualidad.
7. En el caso de que Hacienda condone el pago del impuesto por el ahorro, nos tendría que regresar la retención que nos hizo, pero ya ha-bría ganado por el jineteo de esos millones de pesos. Nosotros perderíamos por el alza significativa de los precios que tenemos en la actualidad.
En
conclusión, por cualquier lado que le miremos, la empresa termina ganando y el
trabajador perdiendo, mientras nuestro secretario general, defensor a ultranza
de los dineros de Telmex, en vez de que haga valer que es el patrón el que debe
pagar ese impuesto, nos sigue repitiendo una y otra vez el discurso empresista.
Unos días después, a principios
de diciembre, a los telefonistas de la Sección Matriz se nos dio otro golpe a
nuestros ingresos con la aprobación de la nueva ley que gravará la plusvalía de
los bienes inmuebles, significando un doble impuesto al valor de los terrenos,
casas y departamentos, del cual solo se beneficiarán los sectores oligárquicos
que controlan el gobierno de la Ciudad de México.
Y por si fuera poco, se remata con
el gasolinazo por parte del gobierno federal, con aumentos del 14 al 20% que ya
están provocando fuertes alzas de precios en todas las mercancías y servicios,
así como del gas, que en el caso del de uso doméstico pasa de $240.00 hasta
$270.00 o más porque ya se liberó su precio. De por sí tenemos que cargar con
la cuesta de enero, ahora se ha agravado profundamente por el aumento a los combustibles.
Es
totalmente falso que el aumento a la gasolina se deba al aumento del precio del petróleo en
los mercados internacionales, pues cuando el precio del barril llegó a los 147
dólares en 2008, no fue necesario aumentar los precios de las gasolinas como se
ha hecho hoy.
Como
no había sucedido en décadas, esta funesta decisión – tomada por el gobierno
actual y por los grandes millonarios que son dueños del país-, ha provocado el
descontento social, que han calculado con extremada frialdad, al ser el
gobierno mismo quien desató la ola de saqueos para tratar de justificar la
represión a la población que protesta.
Cualquier semejanza con algún comisionado o representante sindical es pura coincidencia |
Pero
a pesar de la gran ola de protestas en todo el país, siguen ciegos al grave
impacto que provocaron no sólo en la economía de los trabajadores, sino al
funcionamiento entero de la economía nacional, pues ese 20% de aumento a las
gasolinas se convierte en incrementos mayores a los costos de producción de
todas las ramas productivas y del consumo popular. A cambio, el gobierno
priísta tendrá una gran cantidad de dinero porque dicho aumento equivale a un gran impuesto que le llenará las arcas
para financiar su campaña presidencial.
Pero no es el único beneficiado; también los grandes monopolios y corporativos empresariales ligados a la industria energética. No es casual que en 2016 la Secretaría de Energía haya otorgado 402 permisos de importación de gasolinas como parte de la llamada reforma energética.
Como
rebanadas al jamón, así son los recortes a nuestro Contrato Colectivo de
Trabajo: en salario, a las prestaciones sociales, las jubilaciones, las
vacantes, el trabajo a destajo, las sobrecargas de trabajo, la mutilación
vergonzosa de nuestra materia de trabajo, las violaciones a capacitación,
entrega de cláusulas como las relativas a nueva tecnología, previsión social,
seguridad e higiene, días económicos, pago de inglés, pago de tiempo extra, uso
de vehículos, seguros de vida, gastos funerarios, fondo de ahorro, etc., etc. Así lo presumen los comisionados del Comité
ejecutivo nacional de Hernández Juárez: “Cuarenta años llevamos en esta rutina
anual de sentarnos a ver con qué nos sale Telmex para perjudicarnos”. “Y no la
libramos”, responde otro comisionado; “y todo ha sido de común acuerdo desde
hace 40 años”, responde la alta dirección de Telmex.
Queremos
ver que el eterno secretario general organice al sindicato para movilizarse no
nada más contra el gasolinazo sino también contra todas estas afectaciones. La
última de éstas, los impuestos al pueblo trabajador (Impuesto al fondo de
ahorro), es un clamor generalizado y como trabajadores conscientes e informados
debemos engarzar nuestra lucha a la demanda de:
¡NO
MÁS IMPUESTOS!
¡NO
MÁS IMPUESTOS AL PUEBLO TRABAJADOR!
¡NO
AL GASOLINAZO!
¡QUE
DEVUELVAN LOS POLÍTICOS TODO LO QUE SE HAN ROBADO! ASÍ NO HABRÍA NINGÚN BOQUETE
PRESUPUESTAL.
Telefonistas
Activos y Jubilados
Enero
de 2017