La circular de la Comisión Nacional Electoral del 2 de
agosto de 2016 define el proceso donde se consumó la 11ª reelección de
Francisco Hernández como “jornada electoral histórica por el número de votos
registrados”, que en total contabilizaron 40,740.
Planilla única, Comisión Nacional
Electoral a modo del eterno líder y todo el peso del aparato sindical,
arrojaron este resultado. Pero, qué decir de la veracidad de este resultado
cuando sabemos que:
1. 1.- Toda la estructura sindical: delegados, coordinadores,
comisionados, comités locales y todo el Comité Ejecutivo Nacional metieron las
manos en el proceso electoral, cuando el Artículo 85 de los Estatutos, inciso
g) prohíbe a los funcionarios sindicales
“Hacer propaganda electoral por cualquier planilla o candidatos de los que
vayan a sucederlos”
2. 2.- Usaron
la infraestructura del sindicato para promocionar la planilla oficial, como por
ejemplo, los vehículos oficiales y las instalaciones sindicales.
3. 3.- Varios miembros del Comité
Ejecutivo Nacional y comisionados eternos, así como no pocos miembros de los
comités locales se ponen como desesperados a llenar boletas de votación, quesque
a escondidas, pero esto ya es un secreto a voces que se ha evidenciado por las
planillas opositoras en elecciones anteriores cuando reclamaron legalmente
múltiples violaciones en los procesos electorales y cuando una gran cantidad de
actas de votación estaban llenadas con la misma letra.
Los
telefonistas con derecho a voto somos por lo menos 54,000, según las cifras del
propio Comité Ejecutivo Nacional. Entonces, según este dato, no fue una
votación histórica, como la califica la Comisión Nacional Electoral en su
circular, sino que votó el 75.4%. Pero si descontamos los votos anulados,
solamente el 74.5% votó por la verde.
Se
dirá: pero fueron más de las 2/3 partes. Sí, claro, pero ¿cuántos miles de esos
votos fueron inventados, llenados por las manos sucias del fraude?
Tendremos al mismo secretario
general otros 4 años, al término de los cuales llegaría al récord de 44 años
ininterrumpidos, ayudado con los buenos oficios de la empresa y malgastando las
cuotas sindicales para financiar, como siempre, los procesos electorales. Pero
no hay mal que dure cien años. Todo depende de ti.
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