Miguel Ángel Lara Sánchez
Presentación
Estas propuestas fueron elaboradas en mayo de 1997, bajo el entorno de la propagación de la telemática y de la convergencia de las señales de voz, datos y video en un solo espectro tecnológico-material. También por esos años Internet se afirmaba como una de las nuevas condiciones materiales de la reproducción del capital a escala mundial y su expansión se producía casi a niveles exponenciales. Para las clases trabajadoras se imponía la necesidad de disputar al capital la orientación misma de tales cambios y la manera como estas transformaciones podrían coadyuvar a su organización y lucha clasista.
abril de 2013
Introduction
These proposals were developed in May 1997, under the environment of the spread of telematics and the convergence of voice signals, data and video in a single material-technology spectrum. Internet in those years also stated as one of the new material conditions of the capital globally reproduction and its expansion is producing close to exponential levels. For the working classes was felt not necessary to dispute capital the same orientation of such changes and the way how this transformations could contribute to your organization and class struggle.
april 2013
1.- Dados el alto grado de
concentración y monopolización de la telemática por unas cuantas
multinacionales y bloques de ellas en la actualidad, a nivel internacional existe
una gran desigualdad entre los pueblos en este respecto. Una política
internacional para la telemática y la convergencia supone ante todo la atención
de este problema: no dejar que países que por sus condiciones de atraso se
queden fuera del circuito de la comunicación humana, al no estar incluidos en
la economía global.
Por lo anterior,
bien se puede impulsar ante la Organización Mundial de Comercio, la
Unión Internacional de Telecomunicaciones, la IPCTT, así como en los organismos
mundiales encargados de promover el desarrollo, que existiese un fondo
particular cuyo propósito consistiera en no dejar a ninguna población del mundo fuera de
la globalización de las telecomunicaciones y la convergencia.
Así como a escala
nacional existen obligaciones de servicio universal, a nivel internacional debe
impulsarse la formulación de un Reglamento similar donde ningún pueblo quede
descartado y donde se establezcan (o actualicen) los niveles elementales de
servicio universal en materia de telemática y convergencia. En países como el
nuestro, a pesar de ya formar parte del bloque regional norteamericano y de la
OECD, existen aberraciones tales como lucrar de una manera voraz con la
telefonía local, sin importarle a la burguesía local y al imperialismo (y al
contrario, aprovechando las grandes ventajas del mercado mexicano para lograr
altos márgenes de ganancia) que esto forma parte de las obligaciones de
servicio universal que todo pueblo debe disfrutar.
Bueno es que uno
se proponga el impulso de la regulación internacional de la convergencia y del
entorno fuertemente competitivo que conlleva. Así lo están iniciando las
potencias imperialistas y las multinacionales en los organismos mundiales que
representan sus intereses. Pero limitarse a ello olvidando que el mundo se
encuentra fuertemente dividido por la voracidad del capital internacional, es
resolverle el problema al capital mismo. El problema es regular para qué y para
quiénes.
Por lo tanto, dado
que la convergencia nos lleva a niveles superiores de la comunicación humana
con los fenómenos integradores de la misma, debemos pugnar porque todos los
pueblos estén insertos en este proceso. Ello implica la revisión al alza de los
nuevos mínimos en las obligaciones de servicio universal, es decir, no sólo que
la telefonía local sea de acceso a todos los estratos sociales en cualquier
nación, lo cual ya es de por sí un objetivo de buen calibre, sino además, en
una acción mundial concertada y programada, proponernos
elevar a rango de obligación de servicio universal el derecho de todo pueblo a
tener los medios de transmisión, interconexión, de conmutación y de
conocimiento para acceder a la convergencia. Las burguesías de las
potencias imperialistas ya lo tienen, así como una porción importante de las
clases trabajadoras de esos países; el problema se encuentra principalmente en
los países en desarrollo, en las naciones socialistas y en las que se
encuentran en transición. Esto implica arrancar a las multinacionales porciones
de la ganancia para crear la infraestructura tecnológica y material a escala
mundial para que por la lógica capitalista nadie quede fuera del progreso en la
comunicación humana.
2.- Por otra parte, habrá de
ser necesario el establecimiento de una política que abiertamente se proponga
no sólo el control regulado del conocimiento laboral acumulado de la clase
obrera del proceso de trabajo en este terreno, fruto de sus años de trabajo,
sino además, la ampliación y florecimiento del mismo, despojado de la lógica
que impone la producción capitalista al desarrollo de la comunicación humana.
Por lo anterior se puede desprender que es necesario que el proletariado de los
diversos pueblos dispute al capital internacional el enfoque mismo del
desarrollo mundial de la telemática y la convergencia, defendiendo el punto de
vista de la comunicación humana sin las ataduras que le impone su actual
naturaleza capitalista, lo que presupone a su vez que como proletariado
internacional, logre alcanzar una visión mundial, actual y de largo plazo, del
desarrollo de la telemática y la convergencia. En este marco, también debemos
pugnar por poner al servicio de los pueblos sin excepción los avances de la
ciencia y la tecnología en materia de comunicación, así como valerse de ellos
para potenciar la lucha por nuestros objetivos de clase.
3.- La informatización de la
economía global y el conocimiento como la principal materia prima y producto
final de muchas industrias es otro de los elementos claves de una política
internacional de telemática y convergencia. ¿Cómo lograr que ningún país quede
fuera del circuito mundial del conocimiento globalizado? Esto también se da en
varios escenarios. El primero, a nivel de la confrontación entre los bloques
regionales y entre las naciones, entre el capital multinacional y el
socialismo, entre aquel y las luchas de los pueblos por un orden y una división
internacionales menos polarizados. Nuevamente, la suma de esfuerzos de las
naciones no imperialistas -socialistas y capitalistas- en los organismos
mundiales regulatorios y en la confrontación mundial por nuevos y mejores
espacios, es una tarea fundamental que tiene ritmos muy lentos y un camino muy
sinuoso dada la diversidad de intereses a su interior, pero que de todas formas
tiene que ser iniciada. Segundo. En base a las alianzas y esfuerzos entre los
trabajadores y los movimientos sociales al interior de las tres regiones
económicas existentes.
Tercero. ¿Cómo
empujar en esta dirección desde una corriente sindical, un sindicato o una
confederación nacionales? Es difícil pero no imposible, en principio impulsando
lo anterior en la agenda política de los sindicatos y del movimiento social,
haciendo uso de las rutas de acceso al escenario mundial, tales como la
Internacional de Trabajadores de la rama, la UIT y los enlaces internacionales
entre los trabajadores de las industrias que convergen.
Aquí nos topamos
con la ofensiva neoliberal del imperialismo, pues le disputamos la mercancía
más preciada de los tiempos actuales.
Por ello, desde nuestros países debemos impulsar que los Estados jueguen
un papel de primer orden en la promoción del conocimiento a escala masiva
(cuestión que de inmediato choca con la visión neoliberal), que alienten la
integración de los centros de enseñanza superior con las ramas de la telemática
y la convergencia; que el Estado, los sindicatos y los movimientos sociales se
propongan y alienten el conocimiento que integre precisamente los campos del
conocimiento materia de la convergencia y la multimedia (todo lo cual va de
lado con la lucha contra el neoliberalismo).
Por consiguiente,
no sólo es la promoción de la enseñanza técnica y de conocimiento de nivel
superior, que lógicamente es necesario, sino que el elemento clave es la integración de los diversos campos del
conocimiento productivo traducidos en programas y currículas de
capacitación y en formas de ascenso de los trabajadores de la telemática y la
convergencia, estén o no sindicalizados. No es casual que en la actualidad
tanto las empresas como los trabajadores ya contemos con los instrumentos que hacen posible esa enseñanza y capacitación
integradas. Sólo hace falta que los sindicatos pugnemos porque las grandes
ventajas que reporta el uso de redes y equipo de multimedia sean aplicados en
los programas de capacitación de la fuerza de trabajo. Y precisamente como esto
se encuentra fuertemente centralizado por las empresas y surtido a cuentagotas
a los trabajadores, sobre todo los sindicalizados, es menester que sea
arrancado por el empuje de los trabajadores mismos y las organizaciones que los
representan, ya sea sindicales, políticas y/o sociales.
4.- Acceder al conocimiento
también implica hacer referencia al desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Pero este es uno de los sectores más celosamente cerrados por el capital
multinacional a los países no imperialistas. El acceso a ellos sólo se puede
dar mediante el poder que da a las naciones el tamaño de su mercado y de sus
condiciones laborales y naturales específicas a la hora de negociar la entrada
de los capitales a un país dado. Esto es un asunto de política internacional de
los Estados y por lo tanto, de la lucha contra el neoliberalismo; pero también
de la forma como las clases trabajadoras hacen lucha política dentro de cada
nación.
Por otra parte,
también depende de la fuerza interna que la clase obrera en cada país pueda
concentrar para la aplicación de una política que estimule la ciencia y la
tecnología propias, en vías de reducir la dependencia en este aspecto.
5.- Si con la convergencia se
están disolviendo los límites técnicos y regulatorios de las ramas que se
integran y el capital se está agrupando y concentrando, con todo ello se están
dando las condiciones materiales para que los sectores obreros de estas áreas
se unifiquen. Pero no así las condiciones sociales, por la resistencia del
capital a la integración de los trabajadores y por las políticas divisionistas
de las burocracias sindicales. A pesar de todo, la tendencia es hacia la
unificación, y lo que puede allanar en buena parte el camino es la
democratización de los sindicatos. En particular, si bien la propuesta de una
sola federación de sindicatos de la telemática y la convergencia que se plantea
la cúpula del STRM es correcta, el gran obstáculo que se lo impide es
precisamente su naturaleza burocrática, su coincidencia con las políticas
neoliberales y sus prácticas antidemocráticas.
Dentro del
carácter estratégico de las ramas que convergen y del propósito de su
unificación, destaca el hecho de la incorporación de los servicios financieros
y de las empresas de electricidad como futuros carriers de telecomunicaciones.
Para el caso de los telefonistas mexicanos, esto crea mejores condiciones para
el actuar conjunto debido a los antecedentes históricos que tienen con los
electricistas en la lucha conjunta contra el capital.
7.- Finalmente, el desarrollo
tecnológico en la rama y el consiguiente abaratamiento de los costos tanto en
computación como en los medios de transmisión, va haciendo posible la
construcción de la infraestructura material para unificar los esfuerzos de
coordinación entre los trabajadores de la telemática y la convergencia de los
distintos países a fin de poder concretar tareas como la creación de un centro
mundial de información y enlace, así como de coordinación progresiva de las
luchas laborales en sus distintas facetas, a escala mundial.
25 de mayo de 1997
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