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domingo, 25 de enero de 2015

Los salarios del hambre

Fibra Sindical No. 5

“… los salarios mínimos deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, para prever a la educación obligatoria de los hijos.” Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Art. 123

En nuestro país el salario mínimo es de $70.10. Por hora se paga a $8.76. Los gobiernos priistas y panistas al servicio de las grandes corporaciones monopólicas lo han mermado hasta encontrarse incluso en un 36% por debajo de la línea de pobreza. Más bien, deberíamos decir que es un salario que nos hunde en la miseria. Por décadas han mermado la calidad de vida de los trabajadores, privándonos del producto de nuestro esfuerzo. Los especialistas dicen que desde 1976 a la fecha, el salario mínimo ha perdido más del 70% de su poder adquisitivo. ¿Dónde quedó el mandato constitucional que establece que deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales en el orden material, social, educativo y cultural?
El pasado mes de agosto se celebró en la Ciudad de México un foro internacional que analizó esta situación, que entre muchos otros aspectos reveló que el salario mínimo de los trabajadores no calificados debería ser de entre 8 mil y 11 mil pesos mensuales. Pero a pesar de este resultado, a la hora de las propuestas el anfitrión convocante, el Gobierno del Distrito Federal, se quedó corto al proponer que pasara a $80.00.
México es uno de los países que cuenta con los salarios más bajos. En la OECD ocupamos el último lugar y en el registro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estamos entre los últimos lugares. Pero a cambio, somos el país subdesarrollado con más multimillonarios en la listas mundiales de los hombres más ricos y donde los funcionarios ganan como si fueran reyes, como se puede ver en el Cuadro.
Pero lo que ya no da coraje, sino lástima, es ver que Hernández Juárez, a través de la UNT,  incluso se opusiera a esta propuesta de aumento emergente, remitiéndola a los aumentos de la productividad. ¡Cuán alejado de la realidad se encuentra este señor! Pero reculó. En la pasada Convención, al acercarse al Jefe de Gobierno del DF e invitarlo a este evento, el secretario general terminó apoyando la iniciativa.

Es lamentable que quien se dice ser un “dirigente democrático” con una política “de vanguardia” sea tan reaccionario con las necesidades vitales de los trabajadores. No comprende –puesto que en realidad la camiseta que defiende es la de los grandes empresarios- que al luchar por elevar el salario mínimo en los términos de la Constitución, eso coadyuvará a que mejoren sustancialmente los salarios de todos los trabajadores mexicanos. Pero si incluso el salario de los telefonistas ha mermado su poder adquisitivo sobre todo a raíz de la privatización de la telefonía, con la complicidad de este líder eterno, no podemos esperar algo distinto de su actuación fuera de nuestro sindicato.

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