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jueves, 18 de septiembre de 2014

Desincorporación de activos en telecomunicaciones y vacíos de información



Exigimos el derecho a ser informados

Los sectores de la economía nacional que no fueron afectados por la apertura comercial signada en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, tales como los hidrocarburos, el gas, la industria eléctrica y las telecomunicaciones ahora fueron el botín tanto para los grandes ricos del país como para el capital extranjero. La rapiña y el robo, el desmantelamiento y la destrucción de las cadenas productivas de esos sectores fueron legalizadas con los cambios recientes a las diversas leyes.
Una de estas reformas, llamadas estructurales por el grado de afectación, es la de telecomunicaciones con sus leyes secundarias, que va totalmente dirigida a repartir el mercado de telecomunicaciones en tres grandes monopolios y que tiene implicaciones directas en los derechos laborales de los telefonistas y en su materia de trabajo, particularmente en el contrato colectivo firmado con Telmex.
Al considerar tanto a Telcel como a Telmex como un monopolio “preponderante”, se van contra su peso en el mercado mexicano de telecomunicaciones. Pero esta reforma no afecta a Televisa ni a TV Azteca, ya que el actual presidente impuesto por la oligarquía ha cuidado celosamente a estas cadenas televisoras, pues fueron ellas quienes llevaron a Peña Nieto a la presidencia. No las perjudica y por el contrario las beneficia en todos los sentidos.
Pero aún con todo lo bien armado de este teatro, los telefonistas no debemos bajar la guardia ante la posibilidad de que este reparto del mercado sea aprovechado para golpear nuestros derechos laborales y nuestro empleo, pues no sería la primera ocasión en que Slim aprovecha las circunstancias para reducir costos pasándonos la factura a los trabajadores, haciéndonos creer que esto se debe a los cambios en las reformas mencionadas.
Por los medios informativos los telefonistas sabemos que los dueños de América móvil y Telmex contrataron al Banco de América para vender una parte de estas empresas o una parte de su mercado. También por las noticias periodísticas, paradójicamente de aquellos columnistas que están al servicio de los Azcárraga y los Salinas Pliego, se ha comentado una probable forma de venta consistente en venderle a AT&T el segmento de telecomunicaciones que conforman básicamente los estados de la franja del Golfo de México. Pero estas son noticias sólo de medios informativos.
Lo lógico, lo razonable, sería que a través de los directivos de Telmex y América Móvil, así como de la dirección nacional del Sindicato de Telefonistas, supiéramos de manera directa y oficial la manera en que se pretende vender parte del negocio para dejar de ser “preponderantes”, a fin de que el Instituto Federal de Telecomunicaciones pueda autorizar a Telmex el acceso al negocio de la televisión.
Pero nada. Ni la familia Slim ni el vetusto líder de los telefonistas, Hernández Juárez, abren la información a los trabajadores. Cuando este último da la cara, sale con el desgastado y viejo discurso del apocalipsis telefonero para después erguirse como el único, el indispensable, el semidios que todo lo va a resolver. Pero de información precisa y clara, tampoco hay nada.
¿Es que cuando uno contrata a alguien para vender algo, por ejemplo, un inmueble, no sabe aún cuánto va a pedir, qué va a vender, en qué condiciones lo va a hacer? Por supuesto que sí. Si yo contrato a nada más y nada menos que a uno de los bancos norteamericanos más importantes de la economía mundial para vender parte de mis bienes es porque ya sé exactamente qué voy a vender y cómo lo voy a hacer.
Pero sin embargo, a más de una semana de que esta noticia salió a la luz, a los trabajadores telefonistas se nos oculta la información. Es inconcebible que en las reuniones y asambleas de los telefonistas el Secretario General del sindicato finja demencia.
¿Qué hay con la materia de trabajo de la que somos titulares? ¿Qué hay de aquellos puestos de trabajo que saldrán afectados por la venta? ¿Qué pasará con los derechos laborales amparados en el contrato colectivo de trabajo? A todo esto se le escurre el bulto, a pesar de que legalmente quedó establecido que no habría afectación a los derechos laborales de los trabajadores.
Pero el vacío de información genera la duda y motiva la incertidumbre. Tanto los dueños del negocio como los “dirigentes” sindicales están obligados a darnos información y sobre todo, certidumbre, pues la ley no dice que se repartirá el sector de telecomunicaciones a costa de los derechos de los trabajadores.


TELEFONISTAS MEXICANOS ACTIVOS Y JUBILADOS
Septiembre de 2014